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Y Amenhotep III habló a Abu Saidi

Más allá del afán por hacer las cosas bien, documentarlo todo y alcanzar cada uno de los objetivos, nuestro trabajo en equipo también implica adaptarse a cada circunstancia y disfrutar de la pasión por la arqueología y la investigación del pasado egipcio. En estos últimos días, estábamos tan concentrados en el rincón meridional del patio de Djari y el acceso a una estructura subordinada que nadie escuchaba las bromas de uno de nuestros mejores mustarines, Abu Saidi, quien contaba que el propio Amenhotep III Neb-maat-Ra (“Ra es el señor de la Verdad”) le había indicado sentado en su hombro una gran noticia: “encontrarás un pozo en la entrada de esta tumba”.

Precisamente en una de las fotos seleccionadas del lunes se le podía ver concentrado en limpiar la acumulación de ladrillos… desde donde nos indicaba, cada vez que podía y riéndose profundamente, que íbamos a encontrar un pozo en su zona de trabajo. ¡Dicho y hecho! José Alba y Laura, equipo que supervisa la limpieza de la zona –y de la mano de Abu Saidi– han encontrado hoy un pozo que plantea interesantes incógnitas: ¿pertenece al plan original de la tumba de Djari? ¿Puede tratarse de un pozo posterior vinculado con la reutilización del monumento en el Reino Nuevo? ¿Es un pozo intacto que no había sido identificado hasta ahora o ha sido ya saqueado?

Seguramente estas preguntas recibirán respuesta a lo largo de los próximos días, aunque ya podemos avanzar dos cuestiones interesantes: por un lado, el material que aparece como parte del relleno superficial del pozo incluye materiales modernos (un paquete de cigarrillos Melachrino & Co., una llave metálica pequeña, un papel de periódico alemán de principios de siglo), lo que indica que alguien debió descender este pozo anteriormente; eso no quita para que hayamos encontrado restos que parecen provenir de un sarcófago de caliza o ladrillos de adobe que, seguramente, sirvieron en su momento para sellar el pozo. Por otro lado, sin embargo, ninguno de los investigadores conectados con la zona desde principios de siglo hasta hace unos años (e.g., Winlock, Davies, Roehrig, Kampp) ha incluido un pozo en los planos del monumento, lo que significa que no debieron verlo o no les pareció lo suficientemente valioso. Sea como sea, el equipo investigará en detalle este pozo que seguramente nos ofrecerá gratas sorpresas en unos días.

En cuanto al trabajo en la tumba de Dagi, el equipo de Raúl, Jaime y Carmen han identificado un área de cubeta para la preparación de mortero blanquecino y el recubrimiento de las paredes a pie de obra. Este tipo de hallazgo –que cada vez más sirve de complemento a las aproximaciones de la Filología Material– nos ayuda a evaluar cómo preparaban la decoración los artesanos egipcios; si a ello le añadimos que los obreros de la época dejaron marcadas sus manos e improntas de sus dedos a la hora de trabajar, el descubrimiento merece análisis, documentación e incluso análisis químico de muestras obtenidas de la cubeta.

En cuanto al equipo de conservación, en estos días han estado trabajando junto a los inspectores de restauración para encontrar los componentes y cantidades necesarias y con ello crear los mejores morteros y argamasas posibles. Han creado tres tipos de morteros fundamentales y con ellos esperamos que en las próximas campañas podamos dedicarnos a consolidar y restaurar los muros de las tumbas de Djari y Dagi, así como sus pinturas.

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Los trabajos empiezan a dar sus frutos

Este martes ha sido un día agotador por la gran cantidad de frentes abiertos a la vez y las constantes sorpresas que han ido surgiendo. La arqueología tiene algo de misterioso, improvisación e investigación… y la aparición de nuevas estructuras demandan nuevas respuestas y tareas. Al final de la campaña, el modo en el que uno se haya adaptado a las novedades, sorpresas y cambios asegura el haber conseguido resolver los problemas y completar las tareas dispuestas desde el principio.

En la tumba de Djari se ha avanzado –ya con los permisos pertinentes para abrir la estructura– en la búsqueda del gebel y con ello el nivel más bajo de la puerta de acceso a la tumba subsidiaria que deseamos superar. Aún necesitaremos unos días para retirar tanto escombro (procedente de otras tumbas de alrededor) y poder romper el sellado de cemento impuesto por las autoridades en 1995 (según la inscripción). Por otro lado, las tareas de limpieza del pasillo transversal continúan con un buen ritmo, lo que ha permitido poder documentar el gebel y concentrarnos en la acumulación de adobes –un tanto inesperada– en la zona debajo de uno de los nichos para estela de Djari.

En el caso de Dagi, el trabajo se ha concentrado en la limpieza del interior para realizar documentación con fotogrametría. Aquí se ha detectado un pozo que no fue localizado por Davies en sus excavaciones y estudio de la tumba del “visir Daga” y requiere consolidación de las pinturas de alrededor antes de empezar a excavarse. Seguramente tengamos que proceder a ello en la siguiente campaña.

Mientras, en la tumba de Ipi, nuestro experto en piedra, Miguel Ángel, ha continuado con el estudio del diseño de la sala, el sarcófago y la caja de canopos, ofreciéndonos interesantes interpretaciones sobre la disposición del sarcófago y la preparación de la sala.

Por otro lado, en relación a la restauración y la fotografía, hemos recibido una buena noticia: podemos usar un almacén cercano para guardar los materiales que se estaban acumulando y que difícilmente podíamos guardar adecuadamente.

A ello hay que añadir que el equipo de restauración ha estado trabajando en la consolidación de las diversas pinturas en Dagi mientras que en el complejo de Djari el uso de las argamasas está funcionando plenamente. En un par de días, además, procederemos a retirar los paneles de uno de los muros cubiertos de la tumba de Djari, un evento importante en sí mismo al no haberse comprobado el estado de las pinturas tras los paneles desde hace casi un siglo.

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La primera mitad de la campaña ya pasó: avances, cambios y estrategias

Desde muy temprano cada mañana, nuestras dos fotógrafas Ana y Patri se desplazan de un lado a otro para inmortalizar digitalmente cada uno de los episodios más pintorescos o científicos que el proyecto pueda ofrecer. Desde los globos llenos de turistas que se elevan con los primeros rayos de un sol desafiante con el paso del día hasta las paladas iniciales del experto mustarin («el del paletín o palaustre»), todos y cada uno de los gestos del yacimiento sirven para retratar el progreso, esfuerzo y dinámicas de los diversos miembros del equipo. Este diario es una prueba evidente del fantástico trabajo que hacen y de su constante (¡y a veces movida!) batalla para no perder los mejores momentos, escenas o sucesos.

Nuestra mañana ha sido bastante calurosa pues las temperaturas empiezan a ascender peligrosamente. En el complejo de Djari, José Alba y Laura continuaron con la limpieza del sector meridional del sector norte en el pasillo transversal. Frente a uno de los dos nichos que adornaban ambos lados la fachada –y servían para presentar dos estelas de Djari– ha aparecido una acumulación de ladrillos de adobe y una laja de piedra arenisca de cierta entidad; creemos que esta laja sirvió para tapar un hueco que se excavó en uno de estos dos nichos, probablemente en el Reino Nuevo. La visita tras el fatur (i.e., desayuno) del Manager General de la Sección Central de Deir el-Bahari y Asasif, Sr. Ezz er-Nooby, nos permitió pedir su autorización para continuar con la apertura de la estructura subsidiaria sellada con cemento y de este modo avanzar en la documentación del complejo de Djari.

En Dagi hemos avanzado también con los trabajos de Raúl, Carmen y Jaime, que se han centrado en continuar limpiando el pasillo transversal –donde ha aparecido un pozo que podría ser de interés al proyecto– y recoger los fragmentos de pintura de la tumba y los restos coptos del monasterio posterior. El pozo recién descubierto requiere que primero consolidemos y protejamos las pinturas de la zona antes de dar cualquier paso en la sala.

En cuanto al equipo de conservación, hoy han finalizado la composición para reparar el mortero que se usará como emergencia para la estabilización de las pinturas murales en las tumbas de Djari y Dagi. También han desarrollado composiciones para otros dos morteros con diferentes propiedades que serán usados en otras áreas de las pinturas: una servirá para consolidar el sustrato de la piedra y la otra para algunos rellenos de retoque. Durante el proceso de comprobación, han aprendido además que el mejor modo de obtener y procesar los materiales locales que están usado es con la ayuda de los inspectores, lo que significa que ahora se podrán producir grandes cantidades de estos materiales para tratamientos futuros.

En cuanto a la conservación en la tumba de Dagi, mientras continua el proceso de limpieza y más fragmentos van apareciendo, el equipo de conservación ha estado atento para llevar a cabo estabilizaciones de emergencia y el levantamiento de fragmentos o partes de objetos muy débiles. Estos restauradores trabajan con los equipos arqueológicos y fotográficos para que cada fragmento sea inventariado, acicalado y fotografiado antes incluso de que se lleve a cabo cualquier tipo de tratamiento formal.

Por la tarde, además, se ha organizado una reunión de mitad-de-campaña para clarificar objetivos, plantearnos qué se ha conseguido hasta ahora y cómo podemos modificar los planes para alcanzar el resto de metas. Los miembros del equipo plantearon las dificultades o avances que han encontrado en estas dos semanas y se reorganizaron algunas tareas para que puedan desarrollarse con mayor precisión.

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Arquitectos, artesanos y canteros por doquier

La pregunta ¿Qué se siente cuando descubres algo que nadie ha visto en miles de años? da cabida a muchos tipos de respuesta, unas más extravagantes y pomposas y otras más serias e informadas. Más allá de las buenas sensaciones y espectacularidad que un descubrimiento puede suponer, la labor de los investigadores de un proyecto como el nuestro requiere documentar, analizar y sopesar el contexto, naturaleza y características del hallazgo, lo que hace a veces complicado –a pesar de que parezca humanamente casi imposible– extasiarse o dejar paso a las emociones. Dicho esto, cualquier investigador/a entiende y disfruta de un hallazgo que, en la mayoría de las ocasiones, suele ser el resultado de una inversión previa de tiempo e investigación y, sobre todo, la colaboración de otras personas antes de llegar y durante el trabajo de campo.

Hoy hemos continuado con las investigaciones en el complejo de Djari. Nos interesa, sobre todo, poder acceder a la estructura subsidiaria, pero para llegar a ello necesitamos permiso del Ministerio a través de sus autoridades locales en el taftish. Para nosotros está claro que es esencial mejorar en esta campaña la documentación de la tumba, su fachada y patio; sin duda alguna, esta estructura –que en cierto modo ha pasado desapercibida para muchos que no la incluyeron en sus planos– proveerá al equipo de una mayor información sobre la tipología arquitectónica de estos complejos y las actividades rituales de los mismos. Además, en el complejo de Djari hemos apostado a uno de los avanzados trabajadores, Antar, sobre la colina, preparando un muro de seguridad y acceso al recinto de Djari que de seguro haría las delicias de los antiguos arquitectos egipcios.

En cuanto al complejo de Dagi, hoy se decidió continuar con las unidades estratigráficas reconocidas en el interior del pasillo transversal, pero en el exterior; se debe tener cuenta que en la antigüedad no existía muro de cierre entre los pilares, pero el Ministerio de Antigüedades construyó uno en esta zona para poder proteger las pinturas y evitar el libre acceso al interior. La limpieza de la parte exterior ha confirmado que cuando se construyeron los pilares de este sector (este), los arquitectos tuvieron que rellenar parte de la base con ladrillos de adobe para nivelar el espacio y ofrecer una base sólida y estable para la fachada.

Además de las labores en las tumbas de Djari y Dagi en Asasif, Miguel Ángel ha continuado con el trabajo en la cámara del sarcófago de Ipi, donde ha hallado marcas de canteros en los bloques para el sarcófago que podrían explicar el modo de construcción de esta pieza, cuyo peso aproximado es de 12 toneladas.

En cuanto al equipo de conservación, hoy Jaume y Ella han trabajado en Dagi limpiando los fragmentos pintados de muro antes de su fotografiado. Algunos de los fragmentos necesitaban de una limpieza incipiente para observar su bella iconografía y textos bajo las capas de suciedad de años. Este proceso permite a nuestras fotógrafas capturar las mejores instantáneas para estudio, charlas o publicaciones. Otros fragmentos necesitaban consolidación, que consiste en la aplicación de adhesivos finos para estabilizar las piezas con ejes frágiles en el mortero o enlucido.

En el complejo de Djari, por otro lado, Reed y Olivia han perseverado en el tema de las composiciones con base de hiba, la arcilla local. Hoy han probado tres tipos diferentes de hiba procedente de distintos lugares de la necrópolis. Como cada uno de los tipos de hiba tiene propiedades únicas, ha sido importante considerar los diversos tipos de mortero que pueden producir. Por ahora, en cualquier caso, se están centrando en un tipo de hiba para la tumba de Djari, de la que han recogido una cantidad suficiente en una zona cercana a la tumba y ya preparan a mano. Lo interesante, creemos en el proyecto, es que este proceso replica el trabajo de los antiguos artesanos y arquitectos egipcios quienes habrían buscado la fuente de este material y lo habrían preparado al modo que nosotros deseamos entender sobre los muros de la tumba hoy en día.

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La historia como un pastel de milhojas

Una de las características más habituales de los monumentos egipcios suele ser su capacidad para afrontar el paso del tiempo ofreciendo constantemente espacios superpuestos de reutilización. Un ejemplo bien conocido es el famoso templo de Luxor, cuya dedicación al dios “Amón del Ipet” termina desvaneciéndose hasta que se transforma en una fortaleza de legionarios romanos en el s. II d.n.e. y más tarde –en el periodo del Califato Fatimí (909-1171 d.n.e.)– se convierte en una mezquita dedicada al sheikh (i.e., santón) Yussuf Al-Haggag, un personaje local del que se dice que fue el primero en introducir el islam en Luxor. Esta superposición de sociedades, culturas y materiales plantea para historiadores, filólogos y arqueólogos un puzzle ciertamente enrevesado, aunque la búsqueda de “lo histórico” detrás de cada estrato material o episodio social es uno de los grandes estímulos de la investigación. Seguramente ese afán es el que nos ha traído hasta aquí a cada uno de nosotros…

En el complejo de Djari hoy sábado las cosas no podían empezar de mejor manera. El rincón sur del patio ha mostrado la parte baja del acceso sellado (en época moderna: 23/12/1995), encontrado la semana pasada, que esperamos poder abrir pronto. Según los planos realizados por otros investigadores, ese sector incluía una estructura subsidiaria (¿quizás una tumba de una persona dependiente de Djari?) con pasillo y pequeña sala; necesitaremos examinar esta estructura, documentarla en detalle y añadirla a las planimetrías que estamos preparando.

José Alba y Laura se encargarán de la limpieza de este sector y la documentación de este espacio subsidiario. También serán los responsables de continuar con el pasillo transversal donde varios ladrillos nos han ido apareciendo y podrían estar marcando algún tipo de espacio reutilizado en esta parte de la tumba.

Por otro lado, en la tumba de Dagi, Raúl, Carmen y Jaime continúan a toda máquina con la documentación y estudio de los espacios entre pilares. Si el jueves dejaron la limpieza del suelo entre los pilares 2 y 3 bastante avanzada, hoy terminaban de rematar la faena con el hallazgo de ladrillos de adobe y un enlucido que nos plantea algunas cuestiones sobre el modo en el que los monjes coptos del monasterio de San Epifanio remodelaron varios espacios para su adecuación a las actividades de producción, explotación y recogimiento que caracterizaba sus vidas en este lugar.

Esta mañana se han unido al equipo de conservación los inspectores de restauración de esta campaña, Karima y Ahmed. Trabajan en Jefatura de Restauración supervisando a los inspectores conservadores de la zona. Ambos nos visitaron la semana pasada para discutir los planes para el tratamiento de las pinturas murales y hoy han estado ayudando al equipo a la hora de refinar el compuerto para reparar morteros. Usando la mezcla que se compuso el pasado jueves, el equipo comenzó introduciendo pequeñas variaciones a la composición para identificar las propiedades ideales, incluyendo la resistencia y el color de la argamasa.

Ahmed y Karima tienen mucha experiencia trabajando con materiales locales y han sido imprescindibles en este proceso. Ambos propusieron un modo particular de añadir paja a la argamasa y cuando el equipo intentaba encontrar el mejor modo de conseguir el color deseado, Ahmed se marchó a otro lugar de la montaña para conseguir hiba de un tipo diferente. Esta hiba presenta un color más cálido y una textura más fina, lo que ayudará a la combinación con el mortero de las paredes. El objetivo de mañana es incorporar nueva hiba en la mezcla que ya se ha producido. Con cada test, el equipo aprende más y más sobre estos materiales locales y su incalculable valor en la restauración de los monumentos de la zona.  

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¡Heru nefer!

Día de descanso para el equipo que, aprovechando las horas libres y la llegada del calor, se ha dividido en tres grupos para sacarle el máximo rendimiento a esta jornada sin trabajo. Para algunos, la arqueología, conservación y epigrafía ha dejado paso a unas horas de esparcimiento y diversión en la piscina; los que conforman este grupo decidieron pasarlo en grande frente al Nilo tomando algo refrescante y echando unas horas entre el agua y las tumbonas de las instalaciones del Hilton Luxor Hotel.

Otro grupo, sin embargo, sin querer sacrificar la posibilidad de pasar la tarde en la piscina, inició más temprano su viaje con una visita al templo de Karnak para disfrutar de las primeras horas –algo más frescas– y regodearse en la contemplación y comprensión de la arquitectura y programas textuales y decorativos de un culto que, sobre todo en el Reino Nuevo, consiguió alcanzar el estatus nacional.

Por último, un tercer grupo de los investigadores prefirió quedarse en el hotel trabajando en tareas atrasadas o adelantando trabajo. Parte de este grupo decidió disfrutar de una visita rápida al siempre impactante templo de Ramsés III en Medinet Habu, por supuesto todo ello acompañado de una buena limonada fría y la siempre agradable compañía del personal del Café Maratonga frente al templo.

En definitiva, un gran día para descansar y prepararnos para la semana de trabajo intenso y lleno de sorpresas que de seguro nos va a deparar este lugar tan enigmático como la necrópolis tebana.

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La locura de las argamasas

Durante el funeral de Djari, cuya momia aparece representada en un chamizo ritual (¿wabet?), dos asistentes cuidaban del cadáver mientras un oficiante sem dirigía los ritos de su transformación y travesía al más allá. Su tumba, además, estaba orientada hacia la orilla este donde el inminente culto de Amón había recibido todo el respaldo de la autoridad tebana. Mientras, los constructores y artesanos empleados para la construcción de la tumba de Dagi se planteaban composiciones que reflejasen, como un ejercicio de reflexión teológica y social, la belleza de la vida egipcia y el significativo impacto del culto a la diosa Hathor en la orilla occidental. Éstas son algunas de las razones que inspiran las decoraciones que esperamos documentar y publicar en ésta y las próximas campañas.

Hoy hemos continuado con la excavación del espacio entre los pilares 2 y 3 de la fachada saff de Dagi. Este espacio nos ha deparado muchas sorpresas, como la aparición de un nivel de uso de época copta con un rebaje muy particular del gebel, el cual podría haber servido para alguna instalación (¿telar?) o el uso de ladrillos de adobe en la parte más exterior del espacio entre pilares para nivelar la caída de la roca madre en el frente de la estructura.

En el caso de Djari la limpieza del pasillo transversal también ofrece la posibilidad de entender el orden de desplome de ciertas partes del techo en este sector; en el sur, además, hemos podido identificar el cierre de una estructura en época moderna por parte del Supreme Council of Antiquities el 23 de diciembre de 1995. El equipo GIS ha conseguido además completar la segunda fase de trabajo con el DEM y la toma de puntos con la visita a Dra Abu el-Naga. Junto con El-Tarif, Deir el-Bahari y Asasif, con esta incorporación hemos conseguido ampliar hacia el norte la red de puntos para que no sólo nuestro proyecto sino otros muchos tengan acceso a esta red geolocalizada.

En cuanto al equipo de conservación, esta mañana en la tumba de Dagi sus miembros han finalizado la documentación de los hallazgos especiales que habían sido almacenados en cajas en la campaña anterior. Ahora que la limpieza ha empezado, el equipo tendrá mucho más trabajo de seguro en los próximos días.

En el caso del complejo de Djari, en la tarde el equipo de conservación ha estado testeando diferentes composiciones para reparar el mortero. Estas recetas están basadas en el análisis de los materiales antiguos usados en las propias pinturas de los muros, las cuales incluyen arcilla del Nilo y hiba, un tipo de tierra con arcilla local de las montañas tebanas. Después de hacer varias pruebas y tener varias conversaciones con el rais Alí y sus obreros, que tienen un conocimiento soberbio de estos materiales, el equipo ha averiguado qué composición es la más adecuada para contibuar desarrollando los tratamientos.

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Las primeras estructuras ven la luz…

Esta mañana hemos tenido una jornada plena de actividad con numerosas tareas y muy buenas sensaciones. El equipo GIS se ha dirigido, con la colaboración de Mohamed (uno de los dos inspectores asignados para esta campaña) al asentamiento de El-Tarif, donde ha estado recogiendo puntos de referencia para la construcción de nuestro Modelo de Elevación Digital (o DEM, como se suele abreviar), que nos permitirá comprender el uso del territorio en más detalle.

Para este trabajo, Jesús y Kate (pronto se les unirá José Pérez) han llevado a cabo un plan de trabajo de varios días en los que visitarán las principales zonas de la necrópolis tebana, incluyendo no sólo El-Tarif sino Dra Abu el-Naga, Sheikh Abd el-Qurna, Asasif South e incluso la zona de Karnak en la orilla oriental. Usan un geolocalizador GNSS Trimble R12 que conecta con una red satélite de corrección de datos a tiempo real y que nos permite tomar puntos para nuestra propia red y la de otros colegas de una manera sencilla y ágil.

Por otro lado, nuestros arqueólogos se han enfrentado a las primeras decisiones en el trabajo de limpieza del pasillo transversal. Mientras José Alba y Laura buscaban la roca madre (y, por lo tanto, el suelo original de la tumba de Djari) rodeados por los textiles especiales que cubren las pinturas de la tumba, otros trabajadores dirigidos por el rais seguían descendiendo en la esquina sur del complejo. La limpieza de los escombros (modernos en su mayor parte) de esta zona nos permitirá recuperar la fachada saff completa y visualizar mucho mejor uno de los pilares enterrado desde hace años; de hecho, tanto la publicación de Winlock como la obra de Porter & Moss no reconocen este espacio complementario en sus planos. La limpieza del pasillo transversal ha dejado ver, al final del día, un suelo de caliza blanca frágil, lo que requiere pensar en su recuperación y evitar cruzar por el mismo.

En cuanto a la tumba de Dagi, la limpieza de la sección este del pasillo transversal ha empezado con la retirada de los estratos más superficiales (sobre todo con relleno de lluvias torrenciales o fragmentos caídos de los muros o del techo) y la búsqueda de la roca madre, que puede que encontremos mañana jueves.

Esta mañana los miembros del equipo de conservación han visitado Djari para colgar las telas protectoras que habían preparado el día anterior para la limpieza del suelo. En cuanto a la tumba de Dagi, la conservación continua con la documentación de objetos especiales, sobre todo fragmentos decorados del muro; además, se ha estado discutiendo los elementos iconográficos que se han venido observando. Hasta ahora se han reconocido numerosas piezas que parecen pertenecer a un friso con decoración geométrica y con motivos hekher que sirven para delimitar las otras escenas. Eso nos ha permitido comparar fragmentos de pinturas murales que se preservan en Dagi y que muestran probablemente diferentes artistas puesto que se distinguen diversas técnicas estilísticas. Es interesante observar como diferentes manos habrían contribuido a la decoración de este complejo; nuestro colega Jaume ha comentado a los diversos miembros el significado de los jeroglíficos.

En discusiones con Raúl y Antonio, han comenzado a examinar las diversas capas de mortero que quedan en los muros. Es interesante ver que se identifican incluso hasta cuatro capas de mortero preparatorio. Seguramente, se llevaron a cabo para nivelar y preparar la superficie para la pintura. Considerando que una de las tareas es identificar la posición original de los fragmentos, los miembros del equipo de conservación intentarán aprender aspectos de los artesanos del pasado para desarrollar métodos parecidos.

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De Mentuhotep II a San Epifanio

Una de las novedades de trabajar este año en el sector de Asasif es que nos permite enfrentarnos a problemas ciertamente distintos a los que habíamos vivido en los complejos de Henenu (TT 313) e Ipi (TT 315), allá en la colina norte de Deir el-Bahari.

A diferencia de los grandes patios o las diversas cámaras subsidiarias que se encuentran en Henenu e Ipi, las tumbas de Djari y Dagi dan la bienvenida al visitante con una arquitectura local con fachada de tipo saff, patios de un tamaño más reducido y pinturas que en su momento debieron mostrar coloridas figuras de gran simbolismo. Para ilustrar el significado mitológico de las escenas, el ejemplo de la higuera de sicomoro cargada de higos por la que ascienden hombres a recoger estos frutos –escena que está atestiguada en las dos tumbas– y que nos habla de la diosa patrona de la necrópolis en la zona, Hathor, es una muestra evidente.

Otra experiencia que aporta la campaña actual es la presencia de restos arqueológicos que se extienden desde el reinado de Mentuhotep II (de principios del segundo milenio a.n.e.) hasta la época de los seguidores de San Epifanio de Tebas (siglo VI d.n.e.). El ejercicio de análisis, documentación e interpretación que requieren estructuras de adobe y piedra abrazadas a lo largo de los siglos es, simplemente, intrincado. Nuestros arqueólogos se enfrentan a las estructuras, hallazgos y cultura material con buenas discusiones, mucha observación y la aplicación de todos los métodos y técnicas de campo a mano. De ahí que sea normal pasar de discutir cómo finalizar la limpieza de la pendiente en el sector sur de Djari a intentar comprender la acumulación de niveles y estructuras coptas sobre las del Reino Medio en la tumba de Dagi. 

En cuanto al equipo de conservación, ahora que hemos iniciado la limpieza de los dos pasillos transversales, se hace esencial que trabajen de la mano con los arqueólogos. Por un lado, acaba de llegar un nuevo miembro: Jaume Vilaró.

La primera tarea para el equipo de conservación ha sido cubrir las pinturas murales expuestas antes de que se iniciara la limpieza. Se han intentado dos tipos de tejidos para experimentar cómo protegerlos del polvo y el trabajo en la zona. Además, se ha recibido el pedido de materiales locales que se utilizaran para reparar argamasas, yesos y pintura, sobre todo con la ayuda del rais Alí que junto a sus hombres han iniciado la producción de cal para la composición de varios tipos de morteros. En cuanto al complejo de Dagi, se continua con la documentación de las pinturas murales, dando prioridad a los fragmentos más frágiles.

El sábado se unirán al equipo dos inspectores de conservación y junto a ellos llevaremos a cabo un trabajo intenso en las tumbas durante tres semanas. También se han seleccionado fragmentos que requieren estudio para poder ser integrados –por su vinculación con ciertas escenas– en alguna pared en un futuro próximo. Este trabajo también ha permitido al equipo comprender los nuevos problemas a los que debemos enfrentarnos; entre otras iniciativas, los conservadores han empezado ya a preparar adhesivos para tantear cómo consolidar las capas más endebles de las pinturas.

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Calentando motores (y mustarines)

La jornada de hoy representa el punto y final a una semana de burocracia, estudio y documentación de las fachadas y pasillos transversales de ambos monumentos. Aunque Dagi y Djari ejercieran funciones diferentes y se enterrasen en dos lugares muy distintos de la necrópolis tebana, ambos disfrutaron de una posición de poder importante, cada uno en su ámbito. Dagi presenta una de las listas de títulos y apelativos más impresionante de la Dinastía XI; Djari, como alcaide, debió lidiar con algunos de los adversarios heracleopolitanos enfrentados a la facción tebana. Sus monumentos retratan sus funciones, prestigio y recursos para construir dos de las tumbas más importantes de la necrópolis tebana a principios del Reino Medio.

En la tumba de Djari se consiguió terminar el modelo 3D, documentar la situación actual y preparar el espacio de trabajo. La tarea principal de nuestros arqueólogos en el exterior de la tumba se limitará a limpiar la pendiente sur en su sector oeste para ayudar a que los obreros retiren los materiales por una esquina del complejo. De este modo evitamos cruzar por el patio de Djari o salir por el repecho norte, demasiado elevado para nuestros obreros. Por otro lado, se ha procedido a limpiar la superficie del pasillo transversal donde hemos reconocido una unidad estratigráfica inicial (nuestra U.E. 1000). Además, los restauradores se han desplazado a la tumba a considerar las mejores opciones para cubrir provisionalmente los muros durante la limpieza del pasillo.

Los arqueólogos de Dagi también se preparan para el modelo 3D que esperan realizar entre hoy y mañana martes. El tamaño del complejo de Dagi requiere extender esta tarea un par de días. Este tipo de documentación por fotogrametría permite conocer mucho mejor la condición actual de la tumba y preparar planos más detallados. Mientras se lleva a cabo esta tarea, los obreros han estado reconstruyendo el muro moderno del monasterio de San Epifanio, el complejo copto que se creó en la tumba de Dagi y la de su vecino Sobeknakht, cuyas huellas han llegado hasta nosotros.

Mañana iniciamos la limpieza de los pasillos transversales y ponemos en funcionamiento nuestras estrategias de trabajo arqueológico, que incluyen la ayuda de nuestros expertos en limpiar con el paletín, los “mustarines”. A la vez, nuestros especialistas en GIS Kate y Jesús también comienzan una nueva etapa con un plan ambicioso de toma de puntos GCP (“ground control point”) para nuestro modelo de elevación digital, la geolocalización de nuestros monumentos y el estudio del paisaje y territorio circundante en Tebas.

MKTP - Middle Kingdom Theban Project - Recuperando el pasado
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El proyecto

El Middle Kingdom Theban Project tiene como objetivos la excavación, estudio y publicación de varias tumbas de la necrópolis del Reino Medio en Deir el-Bahari (Henenu, Ipi, Neferhotep, E1) y de las tumbas de Dagi (TT 103) y Djari (TT 366) en la necrópolis de Asasif.

MKTP - Middle Kingdom Theban Project - Ministerio Egipcio de Antigüedades

Con la colaboración del Ministerio Egipcio de Antigüedades y las autoridades del Alto Egipto, Luxor y la Orilla Occidental.

Las tumbas

Las tumbas de Henenu (TT 313) e Ipi (TT 315) se encuentran en la colina norte de la necrópolis de Deir el-Bahari, donde fueron enterrados algunos de los oficiales más importantes de Mentuhotep II y principios del Reino Medio. 

La cámara funeraria de Harhotep (CG 28023) fue localizada en el patio de la tumba TT 314 y constituye uno de los ejemplos más interesantes en arquitectura, iconografía y epigrafía del yacimiento. 

En la planicie de Asasif, las tumbas de Dagi (TT 103) y Djari (TT 366) también representan monumentos a la memoria de altos cargos tebanos del reinado de Mentuhotep II que ayudaron a construir un gran estado.

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