Por Carlos Gracia Zamacona
El Metropolitan Museum of Art de Nueva York conserva una fotografía (MMA M7C.137) de un fragmento de un sarcófago de Henenu procedente de su tumba (TT313), inscrito con el capítulo 222 de los Textos de las Pirámides que comentamos en una publicación anterior en esta web (véase Un fragmento del sarcófago de Henenu, primera parte).

Los que sigue es una nota muy breve sobre lo que una escritura figurativa como la egipcia nos puede enseñar sobre la mentalidad de una civilización.
Al hilo de el creciente interés por la identidad en la civilización occidental actual, desde hace unos veinticinco años los estudios sobre la categorización/clasificación en Egiptología han aumentado considerablemente (Nyord 2015). Dentro de este contexto hay que entender sin duda los llamados estudios de género, que han alcanzado un protagonismo muy recientemente en la civilización occidental, lo cual se refleja igualmente en la actividad egiptológica. En este punto, un signo muy particular de nuestro fragmento nos viene a recordar que, en toda investigación histórica, tan importante es hacer explícitas las categorías de análisis del investigador como determinar cuáles son las categorías implícitas de la civilización investigada que nos revelan los datos de la investigación. Las palabras egipcias suelen derrarse con un signo (llamado “determinativo” o, según una tendencia reciente, “clasificador”) que indica la pertenencia de dicha palabra a un grupo de palabras con sentidos relacionados de manera muy amplia: por ejemplo, un hombre sentado con la mano en la boca determina acciones que se hacen con ese órgano, como hablar o comer. Los nombres de dioses suelen estar determinados o por un signo que representa a un hombre sentado envuelto con túnica y con barba, o, más tarde, por un halcón sobre un estandarte. Los nombres de las diosas suelen ir determinados por una serpiente o por un huevo. Sin embargo, en el fragmento del sarcófago de Henenu que comentamos aquí, encontramos algo especial. El determinativo de los nombres de dioses es el signo habitual del hombre sentado con túnica, peluca y barba (x+5, x+7, x+9); sin embargo, el determinativo de diosa es una figura similar, pero con el pelo largo. Se podría pensar que es el signo habitual para determinar a la mujer (una mujer sentada con túnica y peluca larga), pero… tiene barba (x+9, x+10)

Hasta aquí lo que se ve en el fragmento del sarcófago de Henenu. A continuación lo que puede pensar un egiptólogo occidental (me tomo a mí mismo como especimen).
Primera hipótesis: el prototipo de divinidad egipcia es masculino, por lo que el atributo masculino (la barba) se generaliza luego a todas las divinidades. Pero entonces, ¿por qué el determinativo habitual de los nombres de las diosas es una cobra o un huevo, que no tienen barba? (Es verdad que la divinidad en forma de serpiente del cuento del Náufrago lleva barba, ¡pero es que allí la serpiente es un dios, no una diosa!). Parece que las categorías del investigador (en este caso, femenino/masculino) no casan bien con los hechos.
Segunda hipótesis: el contexto en que aparecen estos nombres, con esos determinativos, es mortuorio. En efecto, el texto está escrito en un sarcófago. Y en un sarcófago descansa el difunto que, en la mentalidad religiosa egipcia se identifica con Osiris (y con Ra) para sobrevivir a la muerte. Ahora bien, un atributo de Osiris es la barba. Y también el sudario (o las vendas) que envuelven su cuerpo. La barba en las divinidades es señal de su poder divino y, en la esfera de la muerte, el actualizador de ese poder es Osiris: no porque sea una entidad masculina, sino porque es la divinidad que triunfa sobre la muerte. Esta podría ser la categoría implícita de la civilización estudiada que los datos nos muestran.
Tercera hipótesis (que se desprende de la anterior): Sin embargo, ¿podemos estar seguros de que hemos descubierto una categoría? ¿No puede tratarse de una adaptación funcional de la escritura al contexto en que aparece? Una adaptación pragmática para que el poder de la escritura sagrada funcione de verdad como se pretende: para hacer revivir al muerto.
Que nosotros, occidentales, no creamos en la resurrección o que creamos en ella a través de otros medios (no en la activación de unos signos escritos) sólo es relevante para nosotros: nada dice sobre los antiguos egipcios. Por supuesto, en investigación sólo hay una manera de comprobar una hipótesis: realizar un estudio exhaustivo del uso de los determinativos de divinidad en diferentes contextos y a lo largo del tiempo, algo que está aún en proceso (Shalomi-Hen 2000 & 2006; Gracia Zamacona, en prensa).
Bibliografía
Gracia Zamacona, C. En prensa. “Modulating semograms: Some procedures for semantic specification and re-categorization in the Pyramid Texts and other mortuary texts”, en J. Cervelló / M. Orriols (eds.), Signs, language and culture: the semograms of the Pyramid Texts between iconicity and referential reality (33 páginas).
Nyord, R. 2015. “Cognitive Linguistics”, en J. Stauder-Porchet, A. Stauder / W. Wendrich (eds.), UCLA Encyclopedia of Egyptology. Los Angeles.
Shalomi-Hen, R. 2000. Classifying the divine: Determinatives and categorisation in CT 335 and BD 17 (Göttinger Orientforschungen IV/38-2). Wiesbaden: Harrassowitz.
Shalomi-Hen, R. 2006. The writing of gods: The evolution of divine classifiers in the Old Kingdom (Göttinger Orientforschungen IV/38-4). Wiesbaden: Harrassowitz.
NOTE ABOUT THE CURRENT LOCATION OF THE FRAGMENT:
After the publication of this short study on Henenu’s fragment, Dr. Olaf Kaper (Professor of Egyptology, Universiteit Leiden) kindly informed us that this fragment is currently at the Allard Pierson Museum, Amsterdam. The piece has received the number APM 8539. It made it to Amsterdam via the art market in Luxor, and was published together with another fragment by Harold Hays in 2014: «Pyramid Texts in Amsterdam», in Haring, B. J. J., O. E. Kaper, and R. van Walsem (eds), The workman’s progress: studies in the village of Deir el-Medina and other documents from Western Thebes in honour of Rob Demarée, EgUi 28, pp. 95-98. We appreciate very much this information and thank Prof. Kaper for sharing this details with us.