Por Ana M. Herranz
En el Middle Kingdom Theban Project tenemos la suerte de contar con restos de pintura mural pertenecientes a las tumbas de Djari (TT 366) y Dagi (TT 301), así como policromía conservada en el sarcófago de Ipi (TT 315) y en fragmentos de estelas y de sarcófago documentados en la tumba de Henenu (TT 313). Asímismo, han aparecido restos de cartonaje pintado, sobre todo de Época Baja y del periodo grecorromano, cuyas condiciones y policromía también han necesitado de las tareas de nuestro equipo de restauradores.
Si bien las vicisitudes de la quinta campaña 2020 han impedido la elaboración de un estudio pormenorizado de las pinturas de Dagi (i.e. documentación de su naturaleza, estado actual de conservación, realización de mapas de deterioro, propuesta de tratamiento y un plan de conservación preventiva, todo ello pendiente a realizar en la próxima campaña), el presente artículo tiene como objetivo esbozar un breve marco general de las principales alteraciones presentes en las pinturas murales de las tumbas de este tipo y los métodos de limpieza más comunes para las mismas.
La conservación y estado de estas pinturas depende de varios factores, como la calidad de los materiales originales y su envejecimiento, el modo de aplicación (generalmente técnica en seco con enlucido de yeso o temple), las vicisitudes históricas de la tumba (i.e. si ha sido expoliada, ocupada, excavada o permanecido intacta hasta hoy día) y el diferente grado de estabilidad del medio que las rodea. Generalmente, aquellas documentadas en tumbas expoliadas, ocupadas en la antigüedad o excavadas en el siglo XX, como en los casos de las tumbas de Dagi y Djari, presentan una serie de agentes, mecanismos de deterioro y alteraciones que pueden resumirse en el siguiente cuadro:

Los productos y sistemas de limpieza han de cumplir los criterios generales de intervención, varían en función del estudio previo de cada caso particular y siempre han de ser testados sobre la capa de suciedad con el objetivo de no dañar o solubilizar la capa pictórica inmediatamente subyacente. Asimismo, en ocasiones es necesario recurrir a tareas de preconsolidación (especialmente si la misma presenta descohesión y pulverulencia) o de engasados, consolidación y adhesión de morteros que forman las capas de preparación para evitar desprendimientos (Pawlicki, 1999: 64; Pearce, 1969: 40; Mora y Sbordoni, 1993: 72).
El ennegrecimiento típico sobre la policromía está compuesto de una mezcla de diversos depósitos como cúmulos de suciedad y polvo, eflorescencias y costras salinas, excrementos de murciélagos o capas de hollín (formado por yeso y residuos de incineración como grasas, aceites y resinas) que acidifican el soporte, perjudicando y causando la pérdida de los aglutinantes y pigmentos. En función de la naturaleza de estos depósitos, a veces tan sólo es necesario recurrir a una limpieza mecánica en seco con herramientas como brochas, pistolas de aire, cepillos, gomas, esponjas Wishab, espátulas de madera, bisturíes, etc. siempre valorando tanto el grosor de la capa de suciedad como el nivel de adhesión que presente con respecto a la capa pictórica.
Sin embargo, en ocasiones los métodos mecánicos implican un riesgo de erosión sobre las pinturas debido a su frágil estado (Pearce, 1969: 40) o sencillamente no resultan efectivos por sí solos, siendo necesario recurrir o combinarlos con limpiezas químicas mediante el uso de disolventes orgánicos o mezclas que habrán de ser previamente testados sobre cada tipo de alteración.
Algunos casos comunes para la eliminación de tierras adheridas, hollín o guano son el empleo de agua desmineralizada, disoluciones hidroalcohólicas (Moreno Cifuentes, 2009: 305) o mezclas de agua con otros disolventes como amoniaco a baja concentración, etanol y acetona (Capriotti, 2004: 172), mediante suaves pasadas con hisopos o esponjas. Los disolventes comúnmente utilizados como el xileno, tolueno y algunos solventes clorados (Pearce, 1969: 40) son los más empleados para la eliminación de capas ennegrecidas de naturaleza orgánica como grasas, resinas y aceites o costras negras formadas esencialmente por hidrocarburos y provenientes en su mayoría por el efecto de las hogueras de un período posterior de ocupación de las tumbas, de lámparas de aceite o candiles (Mora y Sbordoni, 1993: 76).
Paralelamente, la interacción química entre disolventes y componentes de la policromía (aglutinantes, pigmentos, fina capa de enlucido, etc.) puede controlarse mediante la interposición de elementos protectores como, por ejemplo, el papel japonés o mediante el uso de metodologías con papetas de celulosa o arcilla cargadas con disolventes que limiten la penetración y actuación de estos a un nivel muy superficial, logrando la eliminación de costras negras o incrustaciones muy resistentes controlando tanto la concentración de los disolventes empleados como el tiempo de exposición de la papeta sobre la superficie.
Durante la tercera campaña (2017) se realizaron pruebas de limpieza sobre la policromía del sarcófago de piedra de Ipi, el cual todavía presenta una capa de hollín de densidad variable que cubre gran parte de sus caras internas. Como se puede observar (fig. 2a), esta capa de aspecto negruzco afecta de forma irreversible a los componentes de la policromía, haciendo muy dificultosa –y en ocasiones ilegible– la identificación de la iconografía y epigrafía del sarcófago. En cuanto al test de limpieza llevado a cabo en 2017, destaca la aplicación de una papeta similar a la denominada Papeta AB57 sobre la pared este (fig. 2b), previa consolidación con resina acrílica. La composición de ésta, basada en la formulación original del I.C.R. de Roma (Ashurst y Dimes, 2007:134), consistió en 500 ml de agua desionizada, 5 g de bicarbonato de amonio, 2 g de sal bisódica (EDTA) y carboximetilcelulosa, tal y como figura en el informe de la restauradora Rawda Abdelhady. Tras su aplicación, se documentó una eliminación de hasta un 60% de la capa de costra negra sin causar alteraciones sobre el texto e iconografía subyacentes.

Estas capas de suciedad generalmente se componen de una mezcla heterogénea de productos de naturaleza orgánica e inorgánica que con el paso de los siglos endurecen formando concreciones muy adheridas a la superficie y no resultan fáciles de eliminar sin dañar la capa de policromía subyacente. En este sentido, cabe mencionar que en los últimos años se ha venido aplicando la técnica láser para la eliminación de este tipo de capas negras de suciedad, especialmente en casos en los que las pinturas presentan un estado tan frágil que hace imposible la aplicación de cualquier otro método mecánico o químico de limpieza, obteniendo resultados bastante efectivos (Brinkmann y Verbeek, 2016; Graue, Brinkmann y Verbeek, 2011)
Naturalmente, en la mayor parte de los casos los equipos no disponen de este instrumental, lo que obliga a recurrir a los métodos tradicionales, no sin antes realizar una serie de ensayos que aseguren la no interferencia con los pigmentos y morteros, optándose en otros casos por una simple limpieza superficial y un plan de conservación preventiva por la inexistencia de un método que sea seguro para las pinturas (Tavier y Madden, 2016).
En próximas campañas, la prioridad del programa de conservación se centrará, entre otras actuaciones, en el estudio de la naturaleza de las pinturas murales documentadas tanto en la tumba de Dagi como en la tumba de Djari, en su diagnóstico y su tratamiento. Éste seguramente englobará, además de la limpieza, labores de consolidación matérica y estructural de pigmentos, morteros y enlucidos, así como un plan de conservación preventiva para garantizar la estabilidad de las mismas.
Bibliografía
Brinkmann, S. / Verbeek, C. 2016. “Cleaning of Ancient Egyptian Wall Paintings in the Tomb of Neferhotep TT 49”, en Verbeek, C. / Brinkmann, S. (eds.), CTT – Conservation of Theban Temples and Tombs. Symposium Proceedings. February 2016, Luxor. Edit Digitale Publikation.
Caprioti, G. 2004. “Conservation of the Wall Paintings in the Royal Tomb of Amenophis III”, en Yoshimura, S. / Kondo, J. (eds.), Conservation of the Wall Paintings in the Royal Tomb of Amenophis III: First and Second Phases Report. Tokyo, Akht Press.
Moreno Cifuentes, M.A. 2009. “Misiones arqueológicas españolas en Egipto: el proyecto de conservación y restauración”, Boletín de Bellas Artes 37, 211-252
Graue, B./ Brinkmann, S. / Verbeek, C. 2011. “PROCON TT 49: Laser cleaning of ancient Egyptian wall paintings and painted Stone surfaces”, en Radvan, R. / Asmus, F.F. / Castillejo, M. / Pouli, P. / Nevin, A. (eds.), Lasers in the Conservation of Artworks VIII. Boca Raton, CRC Press, 67-74.
Mora, P. / Sbordoni, L. 1993. “The Nefertari Conservation Program”, en Corzo, M.A. / Afshar, M. (eds.), Art and Eternity: The Nefertari Wall Paintings Conservation Project, 1986-1992. Singapore. Getty Conservation Institute
Morales, A.J et alii. 2017. “The Middle Kingdom Theban Project: resultados preliminaries de la mission de la UAH en Deir el-Bahari. Tercera campaña (2017)”, Boletín de la Asociación Española de Egiptología 26, 143-168.
Pawlicki, F. 1998. “Deir el-Bahari. Hatshepsut Temple Conservation and Preservation Project 1995/1996”, en Polish Archaeology in the Mediterranean VIII. 59-67.
Pearce, G. 1969. “The Conservation of Wall Paintings in Tomb 35 at Dra Abu el-Naga”, Expedition 11/3, 38-43.
Tavier, H / Madden, B. 2016. “The Conservation of the Tomb Chapel of Sennefer TT 96 A”, en Verbeek, C. / Brinkmann, S. (eds.), CTT – Conservation of Theban Temples and Tombs. Symposium proceedings. February 2016, Luxor. Edit Digitale Publikation.
Nota: A no ser que se indique expresamente otra información, las fotos de este artículo son propiedad del Middle Kingdom Theban Project © MKTP. La primera figura es una tabla realizada por la autora del artículo; las imágenes de las figuras 2a y 2b han sido realizadas por el equipo restaurador del proyecto.