El trabajo de campo en Egipto no solo supone el desarrollo de ambiciosos planes bien calculados, la dedicación de los miembros del equipo a tareas de investigación muy particulares o la expectativa de que el trabajo duro repercutirá en la adquisición de nuevos datos, hallazgos y, sobre todo, evidencia primaria que nos permita profundizar en nuestro conocimiento sobre la concesión y el periodo de interés. Además, requiere pasión, sacrificio y una voluntad férrea para conducir el trabajo para el que uno ha sido seleccionado tanto en situaciones típicas como poco comunes. La arqueología, al fin y al cabo, es una experiencia científica y una aventura de equipo, y nosotros la intentamos vivir con la más intensa de las dedicaciones.

Cuatro miembros del equipo llegaron ayer noche. Sayed, el conductor del Hotel Marsam más atento, llevó a Antonio al aeropuerto ayer noche para recoger al primer miembro de la noche, Reed Hudson, que llegaba a las 10 pm. Juntos se volvieron al hotel donde un segundo conductor salía poco después para recoger a los tres miembros del final de la noche, Bea, Carmen e Iria. Desgraciadamente, la policía de aduana decidió que entrar en el país con walkie-talkies no era la mejor idea y tuvimos que pasar la noche entera hasta las 8 de la mañana respondiendo cuestiones y lidiando con burocracia. Nos trataron muy bien durante toda la noche y nos llegaron a explicar la situación sobre el uso de aparatos tecnológicos, así que solo podemos decir que es mejor obtenerlos en el propio país egipcio. Maalesh! Los recogeremos cuando volvamos de regreso a España.

Sin embargo, esta situación ha supuesto ciertos cambios en los planes para este martes. Nuestra restauradora Reed, que había pasado la noche en el hotel, fue al yacimiento junto a nuestra fotógrafa Patricia, nuestro ceramólogo Hazem y el inspector Mahmoud, que había permitido a Antonio finalizar todo el papeleo en el aeropuerto antes de presentarse (más tarde de lo normal) en el yacimiento. A las 9:30 am todo el mundo estaba ya de vuelta: Antonio con el resto de los miembros del yacimiento y los tres recién llegados en el hotel para descansar tras una larga noche. Se podría decir que hemos superado esta experiencia con actitud positiva, optimismo y buena actitud hacia las estrictas regulaciones y los oficiales que vigilan que se cumplan.
En cuanto al trabajo en el yacimiento, hemos continuado con la retirada de grandes rocas en el sector medio del patio de la tumba de Ipi. Un gran pedrusco, que debe haberse caído hace algún tiempo de los riscos superiores de la montaña, se encuentra en el camino de las nuevas unidades que Mohamed Osman tiene que abrir mañana miércoles y necesitamos sopesar la mejor manera de retirarlo. Además, Hazem y Antonio han continuado realizando fichas de artefactos que serán de gran ayuda a los especialistas para iniciar el estudio de repertorios concretos de objetos. Reed ha iniciado una primera observación de las condiciones del sarcófago de Ipi y Patricia, mientras, ha continuado con la fotografía de los tapones de las jarras del depósito de momificación.

Ha sido un día largo y pleno de aventuras y un buen descanso nos ayudará a volver a coger el ritmo.