En la primavera de 1922 Herbert Winlock y la expedición del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York encontró una tumba subsidiaria en el complejo funerario de Ipi; la denominó MMA 516B por tratarse de una construcción para algún subordinado localizada en el gran monumento del visir, llamado MMA 516. El ajuar funerario y el enterramiento hallado, sin embargo, pertenecían a un individuo que usurpó la tumba del dependiente de Ipi para reposar eternamente en este rincón excepcional del complejo. El hallazgo de papiros con cartas personales y cuentas de negocios de un tal Heqanakhte podrían indicar que éste fue el dueño original de la tumba MMA 516B.

Este domingo, tras la visita de los inspectores y managers de la zona, hemos recibido el visto bueno y se ha procedido, en primer lugar, a desmantelar el bloque de cemento que sellaba parte de la sala y, a posteriori, a limpiar la estructura interior, que consiste en un pasillo corto y una cámara con un espacio cortado en la roca para el ataúd. Como ocurrió con Ipi, el alcaide Djari debió de ceder esta esquina de su complejo a algún dependiente de su familia o profesión, cuestión que tendremos que estudiar con sumo cuidado. La tumba de Djari, por ello, ya cuenta con un enterramiento subsidiario que hemos decidido denominar TT 366A y que documentaremos en los próximos días. Este trabajo se ha venido desarrollando a la vez que Jesús, con la ayuda de José, preparaba la planimetría del pozo y cámara con la estación total y Abu Saidi continuaba con su limpieza para dejarlo del todo terminado esta campaña.

En la tumba de Dagi las cosas continuan a buen paso. Raúl terminó con la limpieza del interior mientras Jaime inventariaba los múltiples fragmentos de pintura que aparecían; cuando esta tarea se terminó, decidieron continuar entre los pilares 3 y 4 donde Crum y Winlock habían indicado que debió existir un área de producción textil en época copta. Esperemos que la limpieza de la zona permita comprender en mayor medida la reutilización de espacios por parte de los monjes de San Epifanio.

Nuestros conservadores han iniciado la jornada sin Reed, nuestra compañera restauradora que se marchó en la mañana junto a Sergio. Lily y Olivia han llevado a cabo un examen profundo de la condición de las pinturas en las tumbas de Djari y Dagi. Tras los diversos tests llevados a cabo, ambas se han dedicado a recopilar los elementos más característicos de las paredes como fracturas, daños causados por abrasión o insectos y pérdidas de fragmentos. Este tipo de análisis ofrece información valiosa sobre el estado de preservación de las paredes y sirve como orientación para los esfuerzos futuros en esta línea.

Por otro lado, Ella y Jaume han completado el trabajo con los fragmentos que se recogieron de la superficie de la tumba de Dagi. Tras esto, se dedicaron a supervisar el proceso de secado de la madera polícroma descubierta en el pozo de la tumba de Djari, asegurando su protección contra la degradación biológica o el deterioro por humedad y moho. Estas tareas son esenciales para la manipulación y preservación de estos objetos tan frágiles.
