El descubrimiento de un pozo funerario en la tumba de Djari ha supuesto un nuevo aliciente para los múltiples trabajos de estos días. Tras la visita de ayer –y visto bueno– del inspector jefe de la zona, Dr. Abd El-Ghany, hemos continuado con la excavación del pozo, que originalmente se reveló como una concentración de ladrillos de adobe.

El medio metro de profundidad que ha adquirido hasta ahora nos permite pensar que quizás nos encontremos de nuevo –como ocurre con el nicho del ataúd que rompe sobre el nicho de la estela– con una reutilización del pasillo transversal, un fenómeno muy atestiguado en esta zona de Asasif donde las tumbas del Reino Medio, del Reino Nuevo y de las épocas cushita y saíta se acumulan unas encima de otras. Los materiales que han ido apareciendo, sin embargo, indican que no se encuentra intacta. En la zona sur seguimos rebajando y pronto llegaremos al gebel en todo el sector. Entonces se documentará el sector y procederemos a desmantelar el bloque de cemento que impide el acceso al interior de esta estructura.

Por otro lado, en el complejo de Dagi también se han producido algunas novedades. Raúl, Jaime y Carmen continuaban con la limpieza final del sector este del pasillo transversal cuando se encontraron con una grata sorpresa: algunos de los ladrillos de adobe reutilizados por los monjes coptos contaban con sellos; estos sellos son de época faraónica y permiten ser leídos parcialmente. Un estudio más detallado y fotografías de alta resolución (incluida la técnica RTI) contribuirán a su procesado, documentación e interpretación de forma segura.

Otras sorpresas surgían del trabajo realizado por Miguel Ángel en la cámara del sarcófago, donde hoy –que es su último día– nos ha explicado la cronología de construcción de la cámara. Miguel Ángel llevaba días en solitario en el complejo de Ipi, apenas acompañado por el inspector encargado del sector norte, Dr. Said, y por la otra especialista que se ha asentado en el pasillo principal de la tumba de Ipi y continua con paso firme en su análisis de los restos de textiles: Elsa Yvanez. Elsa ya contribuyó al estudio de los textiles en la campaña anterior, pero el número de vendas, sudarios, paños, trapos y todo tipo de piezas de lino para la momificación le han obligado –y ella lo hace encantada– a continuar con el estudio de las mismas.

En cuanto al equipo de conservación, nuestros cinco colegas han vuelto a trabajar diligentemente durante el día de hoy en las tumbas de Dagi y Djari. En el complejo de Djari, Reed y Olivia han continuado con los experimentos con las recetas de mortero y, como resultado, han llegado a encontrar la composición perfecta de emergencia para los morteros de las pinturas murales en ambas tumbas. Mientras tanto, Lily, Ella y Jaume se han dedicado a consolidar las partes más frágiles de los muros del pilar D antes de aplicar el mortero y de desmantelar el primero de los tableros de madera que aún cubren la mayoría de las pinturas. Este proceso es crucial para la protección de estas representaciones en la tumba de Djari. Al replicar exactamente las prácticas antiguas, nuestro equipo se esfuerza por preservar estos fragmentos remarcables de la historia para el beneficio de las generaciones futuras.

Tras completar la consolidación de las áreas más visibles, el equipo, asistido por el moudir, se ha embarcado en la complicada tarea de desmantelar el primer tablero de las pinturas situadas en la cara interior del pilar denominada D. En este pilar, según las fotografías tomadas por la expedición del MET dirigida por Herbert Winlock, se encontraban un par de luchadores de práctica frente al difunto, dando forma a una escena de prestigio y reconocimiento del dueño de la tumba común en otros monumentos de este periodo. La importancia de evaluar la condición de las pinturas era tal, que el ambiente estaba cargado con una sensación de planificación, prevención y anticipación a los problemas que pudieran surgir debajo de los paneles. Los restauradores cortaron a través de las uniones de los tableros de madera con mucha precisión usando una sierra pequeña o segueta y retiraron el primer panel del pilar: el silencio creado por la tensión del momento dio lugar a los primeros comentarios, sonrisas y felicitaciones al ver que pinturas con milenios de antigüedad volvían a cautivar la atención de los presentes en la tumba de Djari.
